sábado, 11 de octubre de 2014

EL ENIGMÁTICO PUENTE DE LOS PERROS SUICIDAS

El puente de Overtoun, en Milton (Escocia) se ha hecho célebre por ser el lugar desde el que durante años se han estado precipitando al vacío decenas de perros. En una cantidad cercana a cien han sido los perros que se "suicidaron" lanzándose desde los 16 metros de altura que tiene esta construcción. Pocos eran los perros que sobrevivían durante casi cinco décadas pero algunos de estos animales que que se salvaron en un primer momento, volvían a subir para lanzarse de nuevo.
Quienes que han presenciado este "fenómeno" aseguran que los perros hacían un pequeño "ritual" antes de saltar: se quedaban quietos durante unos segundos en el centro del puente para, seguidamente, coger carrerilla y saltar el pretil del puente, de apenas un metro de altura.
Estos hechos, que empezaron a registrar en los años sesenta han ido consolidando a este puente de Milton como uno de los lugares más misteriosos de Escocia.
Recientemente, un grupo de científicos, liderados por el Doctor David Sands, ha investigado el misterio llegando a proponer una explicación científica.
Las hipótesis hasta ahora planteadas eran varias. Desde aquellos que, creyendo en rituales opinaban que se trataba de la influencia de algún tipo de maleficio hasta quienes pensaban que podría hablarse de efectos relacionados con alguna clase de magnetismo. Pero llamó la atención el hecho comprobado de que tan sólo se suicidaban unas razas determinadas de perros (Golden Retriever, Collie y Labrador), propias de razas de caza, por lo que los científicos empezaron a investigar lo relacionado con el olfato y el oído de los animales. Para ello estudiaron los olores y sonidos de la zona, puesto que por la estatura de los animales y la del parapeto del puente se eliminaba la posibilidad de que la razón fuera visual.
Finalmente, se llegó a la conclusión que la causa de que estos perros se precipitaran al vacío estaba relacionada con el olfato, puesto que no se percibió ningún sonido extraño, y se encontraron con una población de visiones americanos, cuyo olor alteraba a los perros más nerviosos y los que estaban adiestrados para cazar.
Debido a la altura del pretil, los animales no veían que lo que había otro lado y, en su salto, caían al vacío. Además, por la morfología del lugar, el olor se concentraba más en esa zona, puesto que era un espacio bastante cerrado y sin corrientes de aire, lo que hacía que los perros lo oliesen mucho más intensamente.
Información: es.blastingnews.com / Gonzalo Pérez Sarró.

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