viernes, 22 de abril de 2011

LOS TENEBROSOS SERES DE GARGANTA LA OLLA

Garganta la Olla, en la comarca de La Vera, Cáceres, guarda dos encuentros con el misterio verdaderamente inquietantes. Sucesos ocurridos en distintas fechas, 1.938 y 1.948, pero con aspectos muy coincidentes. Los testigos de ambos casos ya han fallecido. Sin embargo, sus descendientes cuentan las pavorosas experiencias que sus familiares vivieron y que les marcaron para siempre sus vidas con el sello de lo extraño.

El primero de los dos casos fue el ocurrido a Teodosio Gómez López en 1.938. Su hija Francisca recordaba ante mí, hace muchos años, el desconcertante episodio vivido por su padre.

"Era en el tiempo de las castañas de 1.938. Aquella tarde, como todas, antes de anochecer –explicaba Francisca– mi padre montó en la mula para ir a coger castañas. Fue al llegar a un camino que llamamos Las Tortiñosas cuando se encontró con una mujer enlutada. Era muy alta y llevaba un vestido largo. Esta mujer, iba delante de la mula, al mismo paso, y dando la espalda a mi padre. Guardando, siempre, la misma distancia, ya fuera la bestia "lista" o fuese despacio, la mujer del luto siempre se mantenía a unos cinco metros".
LA SINIESTRA FIGURA

El Rojillo, como Francisca recordaba que apodaban a su padre, desde un primer instante sintió escalofríos ante aquella presencia que iba delante de su caballería. El Rojillo, debió pensar aquello de que “el que canta, su mal espanta” y comenzó a cantar en voz alta. En realidad, lo que intentaba comprobar es si la figura se giraba, pero la situación no cambió. Aquello que precedía al de Garganta y que asoció a una mujer por los ropajes negros y largos que vestía, seguía avanzando delante él y su mula, sin incrementar ni reducir la distancia que les separaba.
Fue al llegar a una fuente cuando Teodosio vivió los momentos más tensos de su extraña experiencia:
“Mi padre - cuenta Francisca Gómez - detuvo al animal para que bebiese en la fuente de La Ritera. Ahí es cuando mi padre tembló de miedo, porque lo mismo que le había precedido al mismo paso, ahora, al detenerse, la mujer también se paró. Quieta, de espaldas, tan alta y toda enlutada, de pies a cabeza, aquella figura silenciosa hizo que mi padre, un hombre valiente donde los hubiera, temblara de espanto y azuzase a la bestia para regresar a casa. Aunque, luego en el camino de vuelta pensó: "¡Qué sea lo que Dios quiera!". Y se fue a por las castañas."
El testigo jamás supo qué fue aquello que les iba abriendo camino a él y su mula en aquél anochecer verato.
"Siempre avanzaba mostrándole la espalda - dice la hija del Rojillo - incluso cuando se paró porque mi padre también lo había hecho. Supongo que como llevaba un vestido negro que le cubría la cabeza y con unos faldones que le arrastraban hasta los pies, mi padre debió pensar que era una mujer. Pero lo que repetía mi padre cuando llegó a casa, blanco como la pared,  es que  le llamó mucho la atención el extraño brillo que tenían aquellas ropas".

LA CABAÑA Y EL DIABLO

El segundo suceso tuvo lugar un frío día de 1.948. Otro vecino de Garganta la Olla, José Pancho, se topó aquella jornada cara a cara con el misterio. Un encuentro con algo de naturaleza desconocida, para muchos con el propio Maligno.
"Los hechos ocurrieron en una finca llamada "La Casilla" – contaba Ciriaco Basilio Pancho, sobrino de José Pancho –. Mi tío, un hombre muy serio y respetado en el pueblo, había subido a la finca para atender su ganado, tenía cabras. Estando en la choza, preparando la lumbre, oyó el sonido como de gente que conversaba en el exterior. Se dirigió a la entrada para ver de qué se trataba. Al abrir la puerta, se encontró, frente a él, a una mujer de luto muy alta. José Pancho invitó a la mujer a que se sentara al fuego pensando en el frío que hacía afuera y en que pudiera haberse extraviado. La invitada se sentó. Hasta ese momento mi tío no debió asustarse porque no se vino al pueblo huyendo. Una vez sentados junto al hogar, fue cuando el de Garganta observó algo que le hizo estremecerse y palidecer de puro pánico. Aquella señora, en vez de pies, ¡tenía pezuñas de cabra!. Ahí, fue cuando mi tío, sorprendido y asustado, dejó escapar la exclamación: ¡Jesús!. En ese momento, la mujer, el diablo, Dios o lo que fuera,   salió disparado y desapareció, no volviendo más".
Hablando de José Pancho, gran conocedor del ganado caprino, parece difícil pensar que pudiera confundirse al definir lo que asomó bajo los faldones de aquél ser. Aunque puede, por otro lado, que el pastor de Garganta, ante la observación de algo completamente extraordinario, lo asociara con algo propio de su medio y narrar mejor lo que había visto.
Sea como fuere, lo cierto es que para el bueno de Pancho aquello cambió su vida. José comenzó a llevar una vida muy religiosa y miraba, con recelo, a la montaña donde un frío día de 1.948 tuvo un encuentro con lo desconocido.
Estos son los dos sucesos de Garganta la Olla, distantes en el tiempo pero con gran similitud en las descripciones de los seres. Un tipo de figura humanoide que aunque no es el más repetido en las estadísticas relacionadas con los ovnis y sus tripulantes, sí es conocido por la ufología. Su conexión con las naves extraterrestres y su aspecto, semejante al de una aparición de espectral, hacen, si cabe, más inquietante e interesante su investigación.

PUEDE OBTENER  MÁS INFORMACIÓN SOBRE ESTE CASO EN EL LIBRO "HUELLAS DE OTRA REALIDAD".

6 comentarios:

  1. Hola Gonzalo!
    Este post de hace 1 año esta mas en vigor que nunca! Y mas relacionado si cabe al fenomeno ovni (caso Cadiz, enero 2012) Nos vemos en Los Marmoles.
    Salu2.

    ResponderEliminar
  2. Que escalofrió me dio, tengo mucho miedo. Sera verdad esta historia.

    ResponderEliminar
  3. yo no soy una persona asustadiza, pero la verdad es que me dio mucho escalofrio y miedo cuando lei que la mujer tenia pezuñas..... sin embargo para mi no es verdad, no estoy diciendo que las personas estas hayan mentido, simplemente no creo en lo paranormal...........

    ResponderEliminar
  4. Me ha impactado bastante la historia. Estuve, hace años, realizando la ruta de Carlos V con un compañero. Vivaqueamos en un chozo abandonado en la fuente de Peña Lozana. Agobiados por intensas pesadillas decidimos levantar el campamento y proseguir ruta en plena noche...

    ResponderEliminar
  5. Acabo de encontrar este blog por casualidad ! Y no sé qué decir, sino que la historia que narrais de José Pancho, es la que yo siempre he oído en casa. Era el padre de mi abuela materna !!!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Así es. Hace mucho tiempo escuché el relato de lo ocurrido a tu bisabuelo, a través de un sobrino del propio José Pancho.Dispongo de más información. Sería bueno, si quieres, que nos pusiéramos en contacto. Puedes hacerlo a través de mi correo que se encuentra en mi perfil del blog.

    ResponderEliminar