lunes, 25 de junio de 2012

EL MISTERIO DE LOS BARCOS PERDIDOS

La profana fascinación del espanto habita en la idea de los últimos instantes de un barco dado por 'desaparecido' en las columnas de la Gaceta Marítima. Jamás sale a la luz ningún resto -ni un enjaretado, ni una guindola, ni un trozo de bote o de remo marcado- que dé algún indicio del lugar y fecha de su súbito fin. La Gaceta Marítima ni siquiera lo cataloga como 'perdido con toda su tripulación'. Queda simplemente como 'desaparecido'; se ha diluido enigmáticamente en un misterio del destino tan vasto como el mundo, por donde la imaginación de uno, hermano marinero, compañero de servicio y amante de los barcos, puede divagar sin mentís ni obstáculo».
Joseph Conrad, el hombre que mejor ha escrito sobre buques y marinos, sintetizaba en esas pocas líneas la turbación que invade a los amantes de la mar cuando encuentran en un texto la palabra 'desaparecido'. La historia de la navegación está llena de barcos que se esfumaron en el océano y de los que no se ha vuelto a tener noticia. Víctor San Juan, capitán de yate e ingeniero, ha recopilado en 'Barcos desaparecidos y su misterio' (Ed. Sílex) las historias de 16 de esos enigmáticos desvanecimientos, de esas espectrales pérdidas, desde el galeón 'Santo Cristo de Maracaibo', que cargaba 900 toneladas de oro en sus bodegas cuando se fue a pique en la ría de Vigo, al mercante 'Cabo Villano', esfumado en mitad de un temporal en aguas brasileñas, pasando por el crucero protegido 'Reina Regente', sepultado bajo las aguas del Estrecho de Gibraltar en marzo de 1895, la balandra 'Spray' del levítico navegante solitario Joshua Slocum o los submarinos 'B-5' y 'C-5', hundidos con toda su dotación en plena Guerra Civil española.
Sin embargo, uno de los casos más espeluznantes tiene por protagonista al submarino nuclear norteamericano 'USS Scorpion', desaparecido el 22 de mayo de 1968. Los 99 hombres de su dotación perdieron la vida 400 millas al suroeste de las islas Azores.
Con el número 589 pintado en blanco en su vela, el 'Scorpion' era un SSN, un sumergible de ataque armado con dos torpedos ASTOR con cabeza atómica. Víctor San Juan conjetura con la posibilidad de que el 'USS Scorpion' se fuera a pique en un oscuro episodio de la Guerra Fría que, en aquellos años, enfrentaba a EE UU y a la Unión Soviética.  

¿Qué abonaría esa tesis? Pesqueros-espía de la URSS rastreaban los dominios de los aliados hasta el límite de sus aguas jurisdiccionales mientras los sumergibles de ambas superpotencias jugaban al gato y al ratón, tratando de detectar y hacer saltar los sistemas de alarma de las bases navales del contrario.
En 1968, el submarino soviético 'K-129', de la clase Golf y armado con misiles balísticos del tipo SS-N-5, se hundió en aguas del Pacífico, 650 millas al noroeste de Hawai, con sus 88 tripulantes. No hubo una explicación oficial, pero «los rumores», dice San Juan, apuntan a que fue neutralizado por el submarino estadounidense 'Swordfish'. La verdad descansa en algún documento clasificado.
En ese clima de enfrentamiento no declarado, zarpa el 'USS Scorpion' de su base de New London a principios de 1968. Lo hace al mando del comandante Francis Atwood Slattery. ¿Su tarea? Entrar en contacto y «espiar la actividad submarina y de superficie soviética» en aguas atlánticas, junto a las Azores. El 589 era uno de los mejores sumergibles de la flota, veterano de esos duelos silenciosos, pero siempre al borde de la agresión, que podían abrir la caja de Pandora de un conflicto nuclear en el mundo. En esos años, no lo olvidemos, los soviéticos habían capturado al buque-espía 'Pueblo' (adueñándose de su máquina de encriptar) y los estadounidenses aún desconocían la existencia de un topo en sus filas, el militar de Marina John Anthony Walker, que trabajaba con éxito pasmoso para el Ejército Rojo.

San Juan coquetea con la idea de que el 'Scorpion' fue localizado y perseguido por la Marina de guerra soviética y abordado y hundido por un destructor en el momento en que emergía. El submarino tenía sus antenas desplegadas y las luces de situación encendidas cuando sus restos, en tres bloques esparcidos en una amplia zona a 3.350 metros de profundidad, fueron encontrados por el batiscafo 'Trieste II', fletado por Howard Hughes. Los torpedos estaban intactos y no había señales de implosión. ¿Qué sucedió en realidad? La respuesta solo la poseen los 99 marineros, que en patrulla eterna, como se lee en la web que mantienen viva sus descendientes, vagan por los mares del mundo. Como desaparecidos.
Información: http://www.hoy.es/

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