El faraón Tutankamón ascendió al trono con sólo ocho años de edad. Se sabe que murió una década después, al filo de los 20 años, pero no las causas que le empujaron a su lujosa tumba. Una infección repentina, una anemia, la rotura de una pierna mal curada o una lesión en la cabeza han sido las hipótesis más repetidas.
Un estudio científico de la Universidad de Harvard refuerza ahora la teoría de que la muerte se produjo de forma inesperada. Tanto que cogió por sorpresa a la pléyade de artistas encargados de prepararle su tumba, que no llegaron a tiempo para preparar su sepultura como es debido. LA RAZON.es
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